La puesta en escena mostraba la dimensión del acuerdo alcanzado la madrugada anterior dos años y 67.000 muertos después de que empezase la guerra en Gaza. En uno de los majestuosos salones del Quai d’Orsay, sede del Ministerio de Exteriores francés, Emmanuel Macron no ocultaba la satisfacción. “Es histórico”, lanzó antes de felicitar al presidente de EE UU, Donald Trump, e insistir en la necesidad de que Hamás cumpla con sus compromisos de liberar a los rehenes, recordando que “las siguientes horas serán decisivas”.
Minutos después, comenzó la reunión de los titulares de Exteriores de países europeos, Canadá y de la región del conflicto, varios de los cuales han participado en la negociación. España, Francia, Italia, Alemania, Reino Unido, Canadá, Arabia Saudí, Jordania, Egipto, Qatar, Turquía o Emiratos Árabes Unidos se sentaban a la mesa. Todos apoyan el plan de paz y debaten ahora las siguientes fases.
Macron, precisamente, subrayó que Francia está a favor del plan estadounidense, que prevé “el establecimiento de una gobernanza temporal” con participación palestina y que deja abierta la puerta a la creación del Estado palestino. Según el jefe del Estado francés, “debe haber una transición con un plazo claro, excluyendo completamente a Hamás e integrando a la Autoridad Palestina”.
El presidente francés también insistió en la necesidad de restablecer la seguridad en Gaza. “Debemos apoyar colectivamente este alto el fuego con una fuerza internacional en Gaza, en cooperación con Jordania y Egipto”. Esta fuerza formará y equipará a las de seguridad palestinas en Gaza. Francia, además, declara estar dispuesta a desempeñar un papel activo en esta operación. Para Macron, el desarme de Hamás es un paso esencial hacia un alto el fuego duradero.
La cumbre organizada por Macron se percibió desde Israel como una provocación. El ministro de Exteriores, Gideon Saar, lo consideró “un nuevo intento del presidente Macron de desviar la atención de sus problemas domésticos a expensas de Israel”. Además, confió en “que no condicione las negociaciones para la liberación de los rehenes, como ya sucedió en el pasado”. “La invitación de gobiernos abiertamente hostiles con Israel es especialmente indignante, pero no va a haber acuerdos en Gaza sin el consentimiento de Israel”
La tensión entre Francia e Israel ha ido en aumento en los últimos meses. El presidente francés, por su parte, denunció antes de la reunión el proceso de extensión de los asentamientos ilegales en Cisjordania, que considera “inaceptable, ya que contradice el plan de Estados Unidos”. “Es algo que no tiene nada que ver con Hamás ni con el 7 de octubre”. Según él, no se debe “añadir una zona de conflicto a las que acabamos de resolver”.
El ministro de Exteriores español, José Manuel Albares, ahondó en esta idea a la salida de la reunión. “No tenemos que olvidar Cisjordania. Hay que apoyar a la Autoridad Nacional Palestina. Hay que hacer un esfuerzo financiero y hablar muy claramente a Israel para que entregue los impuestos que retiene y que corresponden a la Autoridad Nacional Palestina”, apuntó.
Albares, que felicitó a la diplomacia estadounidense por haber pilotado el acuerdo, señaló también que la reunión había girado en torno “al día después”. “Si queremos pensar en un futuro para Gaza, necesitarán unas fuerzas de seguridad palestinas. Y los europeos podemos dar formación, conjuntamente con los países árabes”, apuntó, dejando abierta la puerta a que España participe en ese tipo de misiones de seguridad. “Todavía no estamos en el momento de la implementación del acuerdo, pero se ha alcanzado y vamos a empujar para que se consolide”.
Macron recordó finalmente la importancia de reanudar la ayuda humanitaria a la población de la Franja, que “debe canalizarse a través de asociaciones de confianza y por todos los puntos de acceso, especialmente las líneas de retirada de Israel”. Junto con varios países, Francia anunció el lanzamiento de “una coalición de emergencia para la viabilidad financiera de la Autoridad Palestina” y para apoyar al sistema bancario palestino.