
El caso se ha convertido en la comidilla de todo el mundo en Francia: peluquerías, mercados, tiendas… Es difícil no encontrarse en medio de una conversación absurda sobre el asunto. Y su judicialización no ha ayudado precisamente a reducir la intensidad de la teoría conspirativa que ha terminado pasando factura emocional y personal a la pareja presidencial. Ocho hombres y dos mujeres, de entre 41 y 60 años, comparecen esta semana ante el tribunal de París acusados de ciberacoso a la primera dama, Brigitte Macron. Unos ataques relacionados con una teoría ampliamente difundida en internet según la cual, la mujer del presidente francés, Emmanuel Macron, nacida Brigitte Trogneux, sería en realidad un hombre que habría usurpado la identidad de su hermano, Jean-Michel.
Los Macron tienen dos procesos judiciales abiertos. Uno de ellos en Estados Unidos, donde deberán comparecer físicamente y aportar pruebas de la naturaleza genética de la primera dama. El expediente judicial en el caso que se dirime en la capital francesa ahora incluye unas 20 páginas de insultos publicados en la red social X, con calificativos como “satanista”, “pederasta” o “travesti”.
Ante los investigadores, Brigitte Macron calificó los mensajes de “odiosos” y denunció una “reescritura de su historia familiar” con consecuencias directas sobre su entorno, especialmente sus nietos. El tribunal precisó que no se ha ordenado ninguna prueba pericial psicológica.
La apertura este lunes del juicio en París generó gran expectación mediática y una fuerte asistencia de público. Algunos de los acusados plantearon su defensa a través de un estrambótico argumento como el del humor, comparando sus difamaciones con lo que hacen revistas satíricas en Francia como Charlie Hebdo.
El periódico Le Parsien publicó algunos de los testimonios que se recogieron en la sala. Uno de ellos, el de Jérôme A., informático con unos pocos cientos de seguidores en la red social X (antes Twitter), que aseguró que sus publicaciones eran “humor” y que actuó en “el espíritu Charlie”, en alusión al semanario satírico Charlie Hebdo [su redacción sufrió un ataque terrorista por publicar caricaturas de Mahoma en el que murieron 12 personas].
Otro acusado, Jérôme C., corredor del sector bancario, defendió sus mensajes como bromas: “¿De verdad hace falta un permiso para hacer humor en Francia?”, argumentó tras haber difundido chistes de tono sexual sobre la primera dama. “Es humor tonto, estilo Charlie”, insistió. La jueza, sin embargo, consideró la comparación “indecente”.
Los argumentos de los acusados subieron un peldaño más aduciendo que habían actuado bajo el derecho a la información. “Me pregunto qué hago aquí. ¡Es incluso aterrador!”, sostuvo otro acusado, convencido de que se trata de un tema “que no debe silenciarse”.
La teoría sobre el supuesto pasado masculino de Brigitte Macron fue popularizada por el escritor Xavier Poussard en su libro Devenir Brigitte [Convertirse en Brigitte], escrito junto a la podcaster estadounidense Candace Owens. La historia se viralizó rápidamente y cruzó fronteras, lo que llevó al matrimonio presidencial francés a presentar una denuncia contra Owens en el país norteamericano.
La denuncia en EE UU representa uno de los pocos casos en los que un jefe del Estado en activo decide enfrentarse judicialmente a un bulo de este tipo. Si el juicio prospera, además, la pareja debería desplazarse hasta allí para declarar. El proceso se realizaría con un jurado popular.
En declaraciones al podcast de la BBC Fame Under Fire, el abogado de los Macron en el caso, Thomas Clare, explicó que se aportarán pruebas tanto científicas como fotográficas. Entre ellas se contemplan imágenes de la hoy primera dama durante el embarazo y la crianza de sus hijos, que se presentarán bajo las normas judiciales estadounidenses.
La historia comenzó en 2021 en Médiumnisation, un exótico canal de YouTube dedicado a la videncia. Amandine Roy, una supuesta médium que mezclaba el esoterismo con las soflamas contra el Gobierno, entrevistó un día por teléfono a una mujer que se hacía llamar Natasha Rey y que aseguraba ser periodista. El caso es que el misterioso personaje (llevaba sombrero y gafas de sol), había dedicado años a una supuesta investigación que concluyó con el bulo que se ha ido luego propagando. Brigitte era, en realidad, su hermano Jean-Michel Trogneux. Ella habría muerto muy joven y este supuestamente habría cambiado de sexo y asumió la identidad de su hermana.
La historia adquirió un nivel de viralización extraordinario y se propagó en Francia como la pólvora. “¿Qué quiere que haga la señora Macron, que se desnude en televisión?”, replicó irritada la magistrada el lunes cuando se ponía en duda la veracidad de las explicaciones de la primera dama. “Una persona poderosa debe aceptar la crítica”, respondía el acusado, mientras su abogada defendía que el tema es “de interés general”.
Entre los procesados figura Delphine Jegousse, que se presenta como periodista y médium. Ya había sido juzgada —y absuelta— por difundir la teoría de “Jean-Michel Trogneux”. En este nuevo proceso decidió guardar silencio, aunque explicó que dirige una empresa y que es “receptora de una estatua de la Virgen sanadora”. “Ya hemos tenido dos milagros”, afirmó, dejando perplejos a los jueces.
