María Corina Machado inició su odisea rumbo a Europa casi 48 horas antes de que el Ayuntamiento de Oslo abriese sus puertas para acoger la ceremonia de entrega del Nobel de la Paz con el que ha sido galardonada este año. La líder opositora venezolana completó una travesía repleta de riesgos, aunque no en el tiempo previsto para llegar a la gala a la una de la tarde de este miércoles, hora en la que se entregó el premio. Mientras ella sobrevolaba junto a dos acompañantes el océano Atlántico hacia Noruega, su hija, Ana Corina Sosa, recibió el galardón de manos del presidente del Comité Nobel, Jorgen Watne Frydnes. “Estoy de camino”, alcanzó Machado a decirle a Watne Frydnes en conversación telefónica antes de coger el avión. Su periplo, extraordinario, encaraba ya, en un clima de mayor seguridad, su última fase.
Según el relato hecho por el diario estadounidense The Wall Street Journal, la política venezolana inició su viaje de salida de Venezuela en la tarde del lunes. Machado llevaba más de un año oculta para evitar ser detenida. La Fiscalía venezolana, controlada por el régimen, había abierto una investigación en su contra por “traición a la patria”. El pasado 10 de enero y durante las manifestaciones opositoras celebradas en Caracas, Machado salió de su refugio para unirse a las protestas en la capital venezolana. Se temió por su arresto por las autoridades venezolanas, pero no llegó a producirse.
En la tarde del lunes, Machado, disfrazada y acompañada de dos personas, salió de Caracas, la capital de Venezuela, hacia la costa, en el norte del país. Según el relato del Journal, que ella misma no ha enmendado durante la entrevista mantenida este jueves con la cadena británica BBC ya en Oslo, los tres lograron superar una decena de controles de seguridad hasta llegar a un puerto pesquero frente al mar Caribe. Allí, tomaron un esquife de madera en dirección hacia la isla de Curazao, territorio de Países Bajos. Aunque se desconoce por el momento el origen de esta travesía marítima, la distancia entre la costa y la isla en su tramo más corto, desde el norte venezolano, está en torno a los 65 kilómetros. El recorrido desde algún puerto más cercano a Caracas, como el de La Guaira, es de alrededor de 250 kilómetros.
Tras una navegación agitada que ralentizó el periplo, Machado llegó junto a sus dos compañeros en la tarde del martes. Detrás habían dejado las aguas del mar Caribe, uno de los teatros de operaciones actuales del ejército estadounidense en su guerra abierta contra el narcotráfico. Con el potente portaaviones Gerald Ford desplegado en la zona, Estados Unidos ha matado a más 80 personas en una veintena de ataques contra, según su versión, embarcaciones utilizadas para el tráfico de drogas. Según el diario estadounidense, la comitiva de Machado llamó a Washington para advertir de su navegación y no ser objeto de posibles ataques por error.
Tras cerca de 24 horas de odisea, la líder opositora necesitaba descansar para emprender el viaje final, ya sobre seguro, hacia Europa. Los tres viajeros, exhaustos, hicieron noche en la isla neerlandesa antes de subirse a un avión privado llegado desde Miami. No había tiempo suficiente para alcanzar Oslo a la hora prevista para la entrega del Nobel de la Paz. Sobre las doce del mediodía de este miércoles, el Instituto Nobel Noruego difundió una conversación entre Machado y Watne Frydnes. Ella aún estaba en el aeropuerto de Curazao. En la llamada, la líder opositora confirmaba al presidente del Comité Nobel Noruego que estaba de camino.
En la charla, Watne Frydnes se mostró casi sorprendido por poder hablar con la galardonada y saber que, en efecto, podría llegar a la capital noruega. Era una muestra más de que la odisea de Machado y sus acompañantes se había mantenido en total secreto, incluso para los miembros de la organización que le iba a entregar uno de los premios internacionales de mayor prestigio. En torno a la una de la madrugada de este jueves, la premio Nobel de la Paz llegó a Oslo. Del aeropuerto fue trasladada al Grand Hotel de Oslo, desde donde saludó a sus partidarios, antes de bajar a la calle y abrazarse con los que esperaban frente a la entrada del complejo hotelero. Había finalizado un viaje extraordinario. Empezaba otro de incierto final. Machado ha asegurado que regresará a Venezuela, pero se reserva el cuándo y cómo de esa nueva odisea.
