
“Fuerzas ajenas a la paz de América han querido que la cumbre Celac/Europa fracase”, escribió el lunes por la noche en X Gustavo Petro, presidente de Colombia y anfitrión de la cita multilateral de este domingo en la caribeña ciudad de Santa Marta. El mandatario de izquierdas confirmaba así lo que hasta entonces eran rumores en voz baja y preocupaciones de diplomáticos: que la fuerza de la anunciada cumbre entre los países europeos y los latinoamericanos estaba en riesgo por las ausencias de mayor peso. Este martes, sin embargo, el brasileño Luiz Inácio Lula Da Silva ha confirmado su asistencia, según ha adelantado la Cancillería colombiana, con lo que la cumbre parece sortear el fracaso que se avecinaba.
El mandatario de izquierdas ha dicho este lunes que espera acudir con la intención de “defender a los países de América Latina”. En rueda de prensa, ha explicado que, a su juicio, la reunión “solo tiene sentido en este momento si discutimos esta cuestión de los buques de guerra estadounidenses en los mares de América Latina”. Esa confirmación contrasta con lo ocurrido con otros pesos pesados de la Comundiad de Estados Latinoamericanos y Caribeños, la CELAC. La mexicana Claudia Sheinbaum ha declinado la invitación, el chileno Gabriel Boric no acudirá—Chile estará a una semana de las elecciones presidenciales— y tampoco participarán el presidente interino de Perú, José Jerí, ni el argentino Javier Milei.
Las bajas también se acumulan del lado europeo. Tras el éxito de convocatoria en 2023 en Bruselas —durante la presidencia de turno española de la UE— de una cumbre que llevaba ocho años sin celebrarse, la Unión Europea mantenía hasta hace no tanto el firme compromiso de acudir también en altos números a esta cita, esta vez al otro lado del Atlántico. Pero esta vez, no se ha logrado garantizar los altos números de asistencia. Según fuentes europeas, en un momento dado, la lista de mandatarios europeos con intención de asistir llegó a ser incluso más larga de la que se conocía del lado latinoamericano (cada parte es responsable de elaborar su propia lista). Pero, en un efecto cascada típico de este tipo de encuentros de alto nivel, del lado europeo comenzaron las bajas en cuanto se empezaron a descolgar algunos nombres latinoamericanos.
También ha afectado la agenda propia de los mandatarios, y la elección por el Gobierno colombiano, cabeza actual de la CELAC, de un lugar no tan accesible como habría sido Bogotá, sino Santa Marta. Petro escogió el balneario como lugar de especial simbolismo: cumple 500 años de su fundación este 2025 y allí murió Simón Bolívar, gran ícono del mandatario. Sin embargo, su conexión aérea con Belém de Pará, la ciudad brasileña en la que se desarrollará la COP 30 en los días previos, es difícil por la falta de vuelos directos.
La gota que ha colmado el vaso en Europa es la de la decisión de la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, de no asistir, pese a que lo tenía en previsto en su agenda y suele ser habitual su presencia en este tipo de citas internacionales. “A la luz de la actual agenda política europea y de la escasa participación de otros jefes de Estado y de Gobierno, la presidenta Von der Leyen no asistirá a la cumbre”, ha confirmado este martes a EL PAÍS una portavoz del Ejecutivo europeo. La sustituirá la alta representante para Política Exterior de la UE, Kaja Kallas, que de todos modos tenía previsto participar en la cita colombiana. Von der Leyen “sigue, en cualquier caso, plenamente comprometida con el fortalecimiento de las relaciones entre la UE y la CELAC”, ha asegurado la portavoz en su escueto mensaje, en el que subraya la importancia y pertinencia de una cumbre “en tiempos de divisiones y desafíos geopolíticos”.
Precisamente por ello, sin embargo, hay molestia ante la baja de la alemana. “Hay malestar entre los Estados miembros por la decisión de Von der Leyen de no acudir” a la cumbre, asegura una fuente europea bajo condición de anonimato. El Elíseo también ha confirmado este martes que el presidente francés, Emmanuel Macron, “no tiene previsto” viajar hasta Santa Marta, como tampoco lo hará otro de los pesos pesados europeos, el canciller alemán Friedrich Merz, pese a que su plan inicial era viajar desde la cumbre de la COP. Otra ausente a la cita será la italiana Giorgia Meloni, muy próxima a Milei.
Bogotá intenta, pese a todo, que Von der Leyen cambie de opinión. El embajador de Colombia en la capital belga, Daniel Prado, se ha reunido este lunes con la alta representante Kallas para intentar asegurar la presencia de la jefa del Ejecutivo europeo que, además, estará en Belém.
El factor Trump
Las ausencias o dudas europeas tienen múltiples motivos. No en último lugar, a los dos lados del Atlántico pesa la sombra de un Donald Trump con quien la UE mantiene un precario equilibrio geopolítico. El estadounidense ha dejado claro que no ve con buenos ojos al Gobierno de Petro ni a una CELAC creada como una OEA sin Estados Unidos. También hay, señalan las fuentes, una acumulación de cumbres internacionales en pocas semanas —además de la CELAC, está justo antes la COP30 en Belém, luego las cumbres del G20 y de la UE-Unión Africana casi seguidas—. Esto dificulta la presencia, tan lejos y tanto tiempo, de mandatarios europeos. La devastación que ha provocado en el Caribe el huracán Melissa también es responsable de una lista más corta de asistentes.
Pese a esa suma de factores, varias figuras europeas de peso han confirmado su viaje. De un lado, el presidente del Gobierno español, Pedro Sánchez, quien tiene previsto volar con su homólogo colombiano desde la cumbre amazónica. De otro, en representación de los Veintisiete, acudirá el presidente del Consejo Europeo, António Costa. Y es que, desde Bruselas, se ve este viaje como un momento clave para reafirmar la diversificación de alianzas internacionales, y hacerlo con una región geopolítica y económicamente muy interesante para la UE. Sobre todo con la pinza en la que se encuentra Europa, entre las amenazas arancelarias de Estados Unidos y la sombra larga de China.
“En momentos en que el mundo amenaza con replegarse, esta cumbre reafirma la fuerza y vitalidad de la asociación de la UE con América Latina y el Caribe”, declaró el propio Costa el lunes. “Arraigada en una historia y valores compartidos, la nuestra es una alianza que mira adelante (…) y, mientras otros recurren a aranceles y proteccionismo, nosotros elegimos más comercio, más inversión y más cooperación”, sostuvo el portugués en vísperas de su partida a Brasil y Colombia, un país que no suele recibir reuniones de tan alto nivel, ha apostado por este encuentro y ahora ve el riesgo de quedarse con más preparativos que cumbre.
