
La Iglesia Episcopal siguió registrando un descenso en los bautismos y en el número de parroquias en 2024, pero no publicó la cifra total de su membresía al dar a conocer sus estadísticas anuales este mes.
La Iglesia Episcopal publicó la semana pasada su Informe Parroquial de 2024, que constituye su recopilación de datos anual más constante, para el cual más del 94% de las congregaciones presentaron información.
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A diferencia de años anteriores, el informe de 2024 no incluyó la cifra total de miembros, que en 2023 fue de aproximadamente 1,547 millones y de alrededor de 1,96 millones en 2010.
Según un comunicado de la Oficina de Asuntos Públicos de la Iglesia Episcopal, el informe de este año reflejó “respuestas a preguntas nuevas y revisadas que fueron compiladas por antiguos miembros del Comité sobre el Estado de la Iglesia de la Cámara de Diputados y aprobadas por el Consejo Ejecutivo en octubre de 2023 y enero de 2024”.
“El comité experimentó con nuevas formas de preguntar y contar la membresía total de la iglesia, y los datos recopilados revelaron confusión en cómo las iglesias entendieron y reportaron esta cifra principal”, explicó la Oficina de Asuntos Públicos. “Los obispos presidentes están colaborando para diseñar un proceso que proporcione datos más claros sobre la membresía total en los próximos años”.
El informe indicó que en 2024 hubo 19.624 bautismos de niños y adultos, un descenso considerable con respecto a 2014, cuando la denominación reportó más de 28.000 bautismos en total. Por otro lado, las 6.707 parroquias y misiones de 2024 representaron una ligera disminución en comparación con el informe parroquial del año pasado, que reportó 6.754 parroquias y misiones en 2023.
Se reportó un ligero aumento en la asistencia a los cultos, con más de 413.000 asistentes a los servicios en 2024, en comparación con menos de 411.000 en 2023 y alrededor de 373.000 en 2022. La recopilación de datos de 2024 “permitió por primera vez un reporte consistente de la participación en el culto en línea y la asistencia entre semana”, según el comunicado de la Oficina de Asuntos Públicos.
Sin embargo, la cifra de 413.000 está muy por debajo de los aproximadamente 600.000 reportados hace una década, que a su vez representaba una caída desde los aproximadamente 623.000 reportados en 2013.
Según el informe, la edad media de un miembro de la denominación es de 60 años, y alrededor del 95 % de los miembros de la Iglesia Episcopal son de raza blanca.
Al igual que la mayoría de los grupos religiosos en Estados Unidos, la Iglesia Episcopal ha experimentado un considerable descenso en su membresía durante las últimas décadas.
En 2010, la denominación informó que el número de miembros bautizados activos había caído por debajo de los 2 millones.
En su informe más reciente, la denominación declaró que, “por primera vez en la última década”, sus gastos totales en 2024 superaron sus ingresos totales.
Aunque múltiples factores han influido en este declive general, la dirección teológica progresista de la denominación ha alejado a algunos miembros.
Por ejemplo, en 2003, cuando la Iglesia Episcopal consagró al reverendo Gene Robinson como su primer obispo abiertamente homosexual, decenas de congregaciones votaron por retirarse en señal de protesta.
En 2020, Kristine Stache, entonces presidente interina del Seminario Teológico de Wartburg, afiliado a la Iglesia Evangélica Luterana en América, hizo una presentación ante el Consejo Ejecutivo de la denominación en la que concluyó que, al ritmo actual de declive, según Stache, la denominación no tendrá asistencia dominical en 30 años ni miembros bautizados en 47 años.
“Esto retrata a una iglesia que parece estar muriendo”, dijo Stache, según citó el Episcopal News Service, y la funcionaria del seminario calificó las estadísticas de “muy aleccionadoras”.
El pasado noviembre, el reverendo Sean Rowe fue instalado como el nuevo obispo presidente de la Iglesia Episcopal, sucediendo al reverendo Michael Curry, quien se convirtió en el primer líder de raza negra de la denominación en 2015.
Durante el servicio de instalación, Rowe predicó que las diócesis y congregaciones episcopales no pueden “ir por su cuenta”, sino que “deben reconocer nuestra interdependencia mutua, nuestra necesidad de ministrar juntos, de compartir lo que tenemos y de sostenernos unos a otros”.
“En este mundo tan herido, necesitamos convertirnos en una sola iglesia”, dijo Rowe. “No somos una colección de diócesis e instituciones, una colección de formas de hacer las cosas. Somos una sola iglesia, una iglesia en Jesucristo”.
