La intervención de Felipe VI, este martes, en el foro World in Progress (WIP) que se celebra en Barcelona ha servido de resumen de las últimas semanas de turbulencias políticas a escala internacional. En medio de enfrentamientos verbales entre presidentes como los de EE UU y Colombia, y con los ojos puestos en el frágil alto el fuego en Gaza, el monarca ha hecho un llamamiento al multilateralismo. “Cualquier alternativa es peor”, ha asegurado en su discurso, después de ser presentado por Pilar Gil, CEO de Prisa Media, editora de EL PAÍS y organizadora del evento. El jefe del Estado ha deseado un foro “lleno de diálogo” y ha recordado que “la calidad democrática de las sociedades dependerá de la educación de hoy”.
El Rey ha puesto en valor el diálogo y la cooperación en un mundo donde “ya no pueden darse por sentados”. Ante una realidad donde están al orden del día la competencia por los recursos, la persistencia de conflictos irresueltos, “la revisión de las alianzas y el reposicionamiento de los grandes actores globales”, Felipe VI ha abogado por reforzar la democracia.
“Seguir creyendo en el mundo multilateral no es una muestra de idealismo wilsoniano, sino, ante todo, un ejercicio de pragmatismo”, ha afirmado el jefe del Estado ante los asistentes al WIP, que este martes vive su jornada final. “Cualquier alternativa es peor; peor para el conjunto de la comunidad internacional y, desde luego, peor para nuestra región”.
Europa, ha añadido el Rey, “sufriría enormemente en un mundo gobernado por las ideas contrarias”. De ahí que vea fundamental que, en medio de las derivas autoritarias y las incursiones belicistas, se siga apostando por la política multilateral. “Hay ciertos elementos del orden mundial que debemos preservar a toda costa, porque son el entramado ético sin el cual las relaciones entre los Estados no tendrían más brújula ni sustento que la lucha por el poder”, ha añadido.
Felipe VI ha puesto el acento en la educación, uno de los pilares del Grupo PRISA, como una herramienta fundamental para la salud de la democracia y del respeto a los derechos humanos. “En ese mundo lleno de preguntas sin respuesta, debemos seguir invirtiendo en una ciudadanía que sepa buscarlas por sí misma, una ciudadanía formada e informada”, ha abogado el monarca.
Pero esa educación, ha dicho, debe ir más allá de la excelencia académica y tiene que tener una dimensión ética: “El valor de la convivencia, el respeto a las diferencias, el reconocimiento del mérito y la capacidad o la importancia de vivir en un Estado de derecho”.
“Cómo ser mejores supone también un aprendizaje constante y aquí la ejemplaridad tiene un rol fundamental como valor ético de una sociedad más avanzada”, ha proseguido. En ese punto, el jefe del Estado ha abogado por asumir con determinación retos como el de la irrupción de la Inteligencia Artificial, y ha hecho una defensa de la escuela pública y las vías “para que, con libertad y responsabilidad, sigamos todos aprendiendo en las diferentes etapas de la vida”.
Citando al autor catalán Josep Pla, el monarca ha hecho un símil entre la educación y un viaje. “Lo esencial de aprovechar un viaje es tomarlo como la finalidad misma. Tomemos la educación no como el destino de cada persona, sino como su camino y su equipaje. Como un aspecto irrenunciable de su dignidad”.