
Tras menos de un año en el cargo, el primer ministro de Bulgaria, Rosen Zhelyazkov, anunció este jueves la dimisión de su Gobierno tripartito encabezado por los conservadores, después que decenas de miles de ciudadanos volvieran a exigir en la noche del miércoles su salida entre acusaciones de corrupción. “Personas de todas las edades, orígenes étnicos y religiones se han pronunciado a favor de la dimisión. Por eso, esta energía cívica debe ser respaldada y alentada”, declaró a los periodistas Zhelyazkov tras reunirse con los líderes de la coalición compuesta por Ciudadanos para el Desarrollo Europeo (GERB), el Partido Socialista Búlgaro (BSP) y el populista y antisistema ITN.
El anuncio de Zhelyazkov, que asumió el poder en enero, se produjo justo antes de la votación de una moción de censura en el Parlamento contra el Gobierno presentada por la oposición. Miles de personas salieron la noche del miércoles a las calles de todas las ciudades de Bulgaria para protestar contra la corrupción, una manifestación que la generación Z —jóvenes nacidos entre mediados de la década de los noventa y 2010— ha abanderado en el último mes hasta su caída.
Las manifestaciones se desencadenaron por un proyecto de presupuesto para 2026, que los manifestantes tildaron de intento de ocultar la corrupción rampante. El Ejecutivo retiró el borrador la semana pasada, pero la indignación persistió. Bulgaria, que se encuentra en el penúltimo lugar de la UE, solo por delante de Hungría, en cuanto a percepción de corrupción, según el índice de Transparencia Internacional, se incorporará el 1 de enero a la zona euro, un momento en el que los ciudadanos se temen que los precios exploten.
La semana pasada, el presidente Rumen Radev también expresó su apoyo a los manifestantes e instó al Gobierno a dar paso un paso al lado y convocar las elecciones anticipadas. Se trataría de las octavas en tres años, tras las masivas protestas anticorrupción de 2020 contra el Ejecutivo del tres veces primer ministro Boyko Borisov. Su partido, GERB, encabezó los últimos comicios del año pasado y lideró la formación del equipo que ha dimitido hoy.
“Se trata del primer paso exitoso. Pero ahora nuestra prioridad debería ser instar a la ciudadanía a votar masivamente cuando llegue el día de las elecciones”, afirma Aleksandar Petkoff, que está acabando un máster en Seguridad, Radicalización y Estudios sobre Contraterrorismo en la Universidad Nacional de Defensa Rakovski.
“Esto debe hacerse mediante una sólida estrategia de comunicación a favor de la democracia, impulsada por la sociedad civil. Con una votación masiva haremos que los votos corruptos sean significativamente menos efectivos y, por lo tanto, tendremos más escaños en el Parlamento”, prosigue este estudiante de 23 años.
La coalición opositora formada por Continuamos el cambio–Bulgaria Democrática (PP-DB), que había pedido la dimisión del Ejecutivo de inmediato, celebró la decisión. Ahora, asegura que no sabe si Radev va a abandonar sus funciones al frente de la Jefatura de Estado para participar en las elecciones con su propio partido. Así lo señaló a EL PAÍS Stefan Tafrov, miembro de la Junta Directiva de Sí Bulgaria, partido que forma parte de Bulgaria Democrática.
Las protestas reciben el 75% de apoyo de la ciudadanía, las más importantes de la historia del país. Los niveles de confianza en el Gobierno y el Parlamento de Bulgaria se sitúan próximos a los mínimos históricos, según los analistas.
