El Partido Nacional Escocés (SNP, en sus siglas en inglés) cree que ha llegado el momento de resucitar sus planes de independencia, que quedaron sepultados después del episodio de corrupción que acabó con la dimisión de la anterior ministra principal, Nicola Sturgeon, y de la debacle electoral que protagonizó el partido en los comicios parlamentarios de julio del año pasado. El actual líder de la formación y jefe del Gobierno autónomo de Escocia, John Swinney, ha presentado este miércoles en Edimburgo un nuevo documento de más de 100 páginas, cargado de argumentos técnicos, jurídicos y económicos a favor de la secesión del Reino Unido y titulado “Un Nuevo Comienzo hacia la Independencia” (A Fresh Start With Independence, en su versión original inglesa).
“La independencia consiste en dar a Escocia un nuevo comienzo, y una oportunidad de construir una economía que funcione para nosotros. Un futuro donde las decisiones sean tomadas por la gente que vive aquí”, anticipaba Swinney en la red social su intervención, con la que pretende encauzar el debate del congreso del partido, que tiene previsto comenzar el próximo sábado y se centrará en el debate interno sobre las aspiraciones independentistas de la formación.
Swinney ha querido recuperar un enfoque puramente económico para defender las virtudes de la secesión, porque entiende que con un Gobierno laborista en Londres se han apagado notablemente los resquemores políticos, históricos y hasta personales que la población escocesa sentía hacia el Partido Conservador, hacia un personaje como el ex primer ministro Boris Johnson, y hacia el daño provocado por el Brexit, que Escocia rechazó en su momento de plano.
El actual primer ministro del Reino Unido, el laborista Keir Starmer, ya dejó claro, antes incluso de acceder al poder, que no veía concebible otro referéndum de independencia durante su mandato.
“El autogobierno ha sido útil para Escocia”, ha dicho el ministro principal Swinney en Edimburgo. “Pero hemos alcanzado o estamos a punto de alcanzar nuestros límites competenciales”, ha añadido, para señalar que la autonomía comienza a quedarse corta para el SNP.
El informe se aferra a las conclusiones elaboradas recientemente por el centro de pensamiento Resolution Foundation, con gran influencia sobre el actual Ejecutivo de Keir Starmer, que señalan que el hogar medio en el Reino Unido vería incrementada su renta anual en unos 9.600 euros (poco más de 11.000 dólares) si se equiparan los ingresos y la desigualdad del país con las de otros de su entorno de tamaño similar. El SNP ha querido adaptar esos datos a la realidad escocesa, para llegar a la conclusión de que, con la independencia, cada familia del territorio sería unos 11.700 euros (13.700 dólares) más rica.
“Cuando nos embarcamos en la construcción de una nación Estado en Escocia, todo sugiere que podremos aproximarnos a esos niveles de alta productividad y a los altos niveles de vida de las sociedades de nuestros vecinos de Europa Noroccidental”, ha prometido Swinney.
El informe presentado mantiene la idea, defendida en años anteriores, de que una Escocia independiente entraría en la UE y se mantendría como miembro de la OTAN, pero se desharía del armamento nuclear que hoy mantiene en su territorio el Reino Unido.
El factor Farage
El líder del SNP, sin embargo, ha echado también mano del temor que provoca una realidad que todas las encuestas dibujan como una posibilidad cada vez más cercana. La ultraderecha populista de Reform UK, el partido liderado por Nigel Farage, encabeza todos los sondeos, se ha apropiado del debate político en el Reino Unido y ha logrado que tanto el Gobierno laborista como la oposición del Partido Conservador adopten una actitud reactiva, con propuestas que incluso superan por la derecha a las lanzadas por Farage.
“Dada la dirección a la que Westminster [como se denomina en la jerga política inglesa al centro del poder en Londres, alrededor del Parlamento] están intentando arrastrar a Escocia día a día, es cada vez más apremiante la necesidad del pueblo escocés de considerar un futuro alternativo. Es urgente y esencial”, ha dicho. “La idea de que Nigel Farage pueda ser primer ministro es muy real”, ha añadido.
Swinney ha recuperado el debate de la independencia, con la intención de impulsar un nuevo intento de referéndum (el último fue en 2014, y el apoyo a la permanencia en el Reino Unido fue del 55% frente al 45% de la separación) si el SNP retiene el Gobierno autónomo escocés en las elecciones de mayo de 2026.
Sin embargo, hay otro sector de la formación, más radicalizado, que desea que el programa con que se acuda a esos comicios sea más firme, y que un respaldo mayoritario al SNP y a las formaciones que apoyan la secesión, como los Verdes, sea considerado un mandato secesionista de facto.
Su intención es presentar una enmienda al texto de la dirección en el congreso que se celebrará en Aberdeen, en la que quede claro que, de ganar las próximas elecciones autonómicas, no sería necesario un nuevo referéndum para proclamar la independencia.
“Será el partido el que decida”, ha dicho Swinney. “Estas son mis propuestas, y creo que son las correctas para que el partido avance”, ha respondido a los críticos.