El antiguo asesor de política exterior de Donald Trump John Bolton, uno de los críticos más visibles del presidente estadounidense, ha quedado imputado este jueves por delitos relacionados con su gestión de documentos clasificados, según informan los medios estadounidenses. Es el tercer enemigo del republicano contra el que se presentan cargos en tres semanas, desde que el mandatario ordenó en redes sociales a su fiscal general, Pam Bondi, forzar las imputaciones de quienes él piensa que le han perjudicado en su carrera política.
En una reacción inmediata desde el Despacho Oval, donde participaba en un acto, Trump se ha limitado a calificar a su antiguo asesor como “una mala persona”, sin valorar los cargos que se le imputan. Tras su primer mandato, el presidente también quedó imputado por tenencia indebida de documentos clasificados, aunque el caso nunca llegó a los tribunales: el fiscal especial Jack Smith lo canceló después de que el republicano ganara de nuevo las elecciones.
Como parte de la investigación contra Bolton, El FBI había registrado a finales de agosto la vivienda y la oficina del antiguo consejero de Seguridad Nacional de la Casa Blanca, reconvertido en comentarista y uno de los críticos más ubicuos del presidente estadounidense en los medios de comunicación.
Bolton fue embajador ante la ONU durante el mandato de George W. Bush (2001-2009) antes de convertirse en el tercer consejero de Seguridad Nacional del primer mandato de Trump. Este neoconservador, halcón muy halcón en política exterior, ocupó el cargo en la Casa Blanca trumpista durante 17 meses. En esa etapa chocó con frecuencia con el presidente sobre cómo proceder en todo un abanico de asuntos geopolíticos. Desde Corea del Norte, con cuyo líder, el autócrata Kim Jong-un, Trump quería reunirse —lo hizo tres veces—, a Afganistán e Irak.
El entonces asesor publicó tras su dimisión en 2019 un libro de memorias, The Room Where It Happened (La habitación donde ocurrió), sobre su etapa en el Ala Oeste de la Casa Blanca. La oficina presidencial trató, sin éxito, de impedir que el volumen llegara a imprenta, asegurando que contenía material clasificado.
Desde su regreso al poder, Trump ha dado toda una serie de pasos contra aquellos que considera que le han perjudicado como presidente en su primer mandato o como candidato para el segundo. En septiembre, tras su extraordinario mensaje a su secretaria de Justicia, Pam Bondi, quedaba imputado el exdirector del FBI James Comey, al que el presidente responsabiliza de la investigación sobre los contactos entre representantes rusos y su campaña en las elecciones de 2016. Comey ha quedado acusado de obstrucción a la justicia y mentir al Congreso.
La semana pasada quedaba imputada por supuesto fraude hipotecario la fiscal de Nueva York Letitia James, que le abrió una causa civil por fraude en su empresa familiar. Un juez de Manhattan condenó al presidente y a su familia a pagar 454 millones de dólares en concepto de multa, en un fallo que limitó la capacidad de la Organización Trump para obtener préstamos y bloqueó que los hijos mayores del republicano, Eric y Donald Junior, pudieran administrar el negocio familiar durante dos años. Pero en agosto un tribunal de apelaciones tumbó esa decisión judicial.
El mismo día de su investidura para iniciar su segundo mandato, el pasado 20 de enero, Trump firmó una orden para retirar las credenciales de seguridad a cerca de 50 antiguos altos cargos de su Administración, incluido Bolton. El presidente también ordenó quitar la escolta a su exconsejero, que ha recibido amenazas de muerte desde Irán.