Corea del Norte ha exhibido por primera vez su nuevo misil balístico intercontinental (ICBM) Hwasong-20, además de misiles hipersónicos de medio alcance y otras armas novedosas, en un desfile militar para conmemorar el 80º aniversario de la fundación del Partido de los Trabajadores, la organización que rige con puño de hierro todos los ámbitos del país. La marcha, celebrada el viernes por la noche en la plaza Kim Il-sung de Pyongyang, fue presidida por el líder norcoreano Kim Jong-un, que estuvo acompañado en la tribuna por altos dirigentes de China, Rusia y Vietnam, en una imagen que simboliza la intención de apertura de la hermética nación atómica hacia naciones afines.
Las crónicas de los medios oficiales norcoreanos ―posiblemente el estilo más crudo de propaganda en todo el planeta en el siglo XXI ― destacaron que el nuevo Hwasong-20, es “el sistema de armas estratégicas nucleares más potente” con el que cuenta el régimen. La Agencia Central de Noticias de Corea (KCNA) asegura que “los espectadores prorrumpieron en los vítores más entusiastas [del desfile] cuando la columna de misiles balísticos intercontinentales Hwasong-20″ hizo su aparición en la plaza.
La exhibición del cohete, capaz de alcanzar el territorio continental de Estados Unidos (el gran enemigo norcoreano, su némesis “imperialista” en el relato oficial), ha sido la última demostración de fuerza de un país que lleva casi dos décadas sometido a un régimen de sanciones del Consejo de Seguridad de la ONU por su programa nuclear y de misiles balísticos.
“Nuestro ejército debe seguir creciendo hasta convertirse en una entidad invencible”, dijo Kim en un discurso pronunciado durante los fastos. “Debe fortalecerse de manera constante hasta convertirse en unas fuerzas armadas de élite que obtengan victoria tras victoria gracias a su moral y disciplina”. No hubo en su alocución ninguna referencia expresa ni a Estados Unidos ni a Corea del Sur, objetivo habitual de sus invectivas.
En septiembre, los medios norcoreanos revelaron la prueba de un nuevo motor de misil de combustible sólido de alta propulsión, afirmando que se utilizará para el Hwasong-20 de nueva generación en fase de desarrollo. Fue la novena prueba del motor y la “última” del proceso de desarrollo, según dijo KCNA entonces. Se cree que el nuevo modelo puede ser desarrollado para transportar múltiples ojivas, según recoge la agencia surcoreana Yonhap.
En el desfile también se vieron vehículos de planeo hipersónico (un tipo de ojiva que puede maniobrar y planear a velocidad hipersónica) y sistemas de misiles hipersónicos de alcance intermedio, un tipo de proyectiles capaces de eludir las defensas antimisiles. Los medios estatales los mencionaron como “sistemas de armas estratégicas, núcleo del poder absoluto y esencia de las capacidades de autodefensa continuamente reforzadas de nuestro partido para salvaguardar los derechos a la supervivencia, el desarrollo y la paz”.
Kim hizo en su discurso lo que puede ser interpretado como una referencia a la participación de sus tropas en la guerra de Ucrania, en apoyo del bando ruso: “El heroico espíritu de lucha demostrado y la victoria lograda por nuestras fuerzas armadas revolucionarias en los campos de batalla extranjeros en nombre de la justicia internacional y la paz genuina han demostrado la perfección ideológica y espiritual de nuestro ejército”, señaló.
En el desfile ha participado una unidad de combatientes norcoreanos en la región rusa de Kursk, junto a la frontera ucrania, que marcharon con una bandera de Rusia y otra norcoreana, según han recogido los medios surcoreanos. KCNA ha hecho referencia a “la columna de las Unidades de Operaciones en el Extranjero, que creó la gran nueva historia del Ejército Popular de Corea y demostró plenamente el temple de los coreanos con su valentía militante y sus legendarias hazañas militares para defender el honor y la dignidad del país”, y que “desfiló majestuosamente ante la mirada del gran y brillante mando”.
En agosto, Corea del Norte celebró por primera vez en su historia una ceremonia oficial para condecorar a soldados que han combatido fuera de sus fronteras. Los servicios de inteligencia de Corea del Sur estiman que alrededor de 15.000 soldados se han desplazado a la región de Kursk desde octubre del año pasado, y que unos 600 supuestamente han fallecido y miles han resultado heridos en el frente. El régimen norcoreano también ha provisto a su aliado de proyectiles de artillería, misiles y lanzacohetes de largo alcance, en una alianza entré Moscú y Pyongyang que se ha intensificado desde 2024, hasta el punto de que han firmado un tratado de asistencia mutua en caso de agresión militar.
Los fastos han sido también una excusa para subrayar la reciente ofensiva diplomática de Kim hacia países de su entorno geográfico e ideológico, Rusia entre ellos. En la tribuna de invitados, el líder norcoreano estuvo flanqueado por el primer ministro chino, Li Qiang (a su derecha), el secretario general del Partido Comunista de Vietnam, To Lam (a la izquierda) y el vicepresidente en el Consejo de Seguridad de Rusia, Dimitri Medvédev (un poco más allá de To Lam, también a la izquierda). Kim ha mantenido con los tres encuentros bilaterales en los que ha indicado su interés en profundizar los lazos.
En su cara a cara con Medvédev, el mandatario norcoreano señaló que la visita supone “una oportunidad significativa para ampliar y desarrollar con mayor vigor las nuevas relaciones de alto nivel” entre ambos países, “convirtiéndolas en una alianza y una asociación estratégica sólida y completa”.
Al término del desfile, según la propaganda oficial, todos los participantes “expresaron su mayor gloria y gratitud a Kim Jong-un, el gran revolucionario, patriota sin igual y comandante ilustre sin parangón”, hubo “vítores de ‘¡Hurra!“ y ”el cielo nocturno de octubre se iluminó con hermosos fuegos artificiales de celebración”.