
Los jóvenes del grupo GenZ 212 que desde hace un mes se han movilizado en Marruecos para reclamar mejores servicios de sanidad y educación y en contra de la corrupción, se han echado a la calle este fin de semana a pesar de la represión, que ha debilitado sus protestas. En la noche del sábado apenas se concentraron unas pocas decenas de manifestantes ante la sede del Parlamento en Rabat. Más de 1.500 personas están siendo procesadas por su participación en las marchas, que en ocasiones desembocaron en violentos disturbios. Tres jóvenes perdieron la vida por disparos policiales a comienzos de mes en la región de Agadir (sur) y decenas resultaron heridos. La Asociación Marroquí de Derechos Humanos (AMDH) ha documentado que más de 240 manifestantes del movimiento de la generación Z han sido ya condenados a “duras penas”, que en 39 casos han oscilado entre los 15 y los seis años de cárcel. El informe presentado el viernes en Rabat por la AMDH, ONG de izquierda que ejerce como conciencia crítica del país magrebí, precisa que 330 de los encausados son menores de edad.
Un millar de los detenidos en las protestas que estallaron el pasado 27 de septiembre siguen aún entre rejas a la espera de juicio. Los principales cargos presentados en su contra son “organización de marchas no autorizadas”, “daños a la propiedad” o “insultos y violencia contra las fuerzas de seguridad”. El movimiento GenZ 212, que ha desencadenado desde las redes sociales el estallido social más amplio en Marruecos desde hace dos décadas, reanudó hace una semana sus movilizaciones, que habían quedado en suspenso tras el discurso del rey Mohamed VI del pasado día 10, en el que llamó en el Parlamento a que los poderes públicos aceleren las reformas sociales.
“Menos estadios y más hospitales”
El monarca de la dinastía alauí advirtió entonces que “no debe haber contradicción ni rivalidad entre los grandes proyectos nacionales”, como la construcción de estadios de fútbol y de grandes infraestructuras para la Copa de África de Naciones, que se inicia en diciembre, o el Mundial de 2030 (coorganizado con España y Portugal) y los programas sociales. Mohamed VI aludió además a la reforma de la educación y la sanidad públicas, cuyo estado precario han denunciado los jóvenes en manifestaciones por todo el país bajo el lema: “Menos estadios y más hospitales”.
Las protestas que han convulsionado el país magrebí en las últimas semanas han sido convocadas a través de redes como TikTok o plataformas de juegos en línea como Discord, por el grupo GenZ 212, nombre que hace alusión a la Generación Z o posmilenial (nacidos entre 1995 y 2010) y el prefijo telefónico internacional de Marruecos. En las últimas semanas, sin embargo, las concentraciones pacíficas de protesta de GenZ 212 han ido perdiendo fuelle. Hace siete días solo pudieron congregar a varias decenas de personas en puntos céntricos de Rabat, Casablanca o Tánger. Este sábado, volvió a convocar protestas con escasa participación de sus partidarios en las principales ciudades del país. Hace una semana, el Gobierno marroquí respondió a la ola de reivindicaciones de la generación Z con un aumento del gasto en sanidad y educación de hasta 140.000 millones de dirhams (cerca de 13.000 millones de euros, un 16% más que este año), en el proyecto de presupuestos del Estado para 2026.
“El movimiento ya ha dado sus primeros frutos, como la aceleración de los planes de modernización de los centros sanitarios en varias regiones”, destacaba el colectivo GenZ 212 el jueves en su última convocatoria para intentar reactivar las protestas. “Pero las medidas anunciadas son aún insuficientes. No se ha puesto en marcha ninguna acción concreta ni mecanismo para luchar contra la corrupción y los conflictos de intereses, ni para garantizar la rendición de cuentas [de los poderes públicos]”, advirtió el movimiento de la generación Z, que considera que los logros obtenidos “no tendrán valor alguno” mientras no sean liberados “los detenidos de opinión”.
La Asociación Marroquí de Derechos Humanos denuncia que se siguen produciendo detenciones de usuarios de las redes sociales, acusados de “atentar contra las instituciones” por el mero hecho de animar a asistir a las manifestaciones convocadas. La presidenta de la AMDH, la abogada Suad Brahma, considera que “si ha habido actos de violencia se debe investigar su origen de forma independiente e imparcial”, en cada caso, según informa la agencia Efe.
Tribulaciones de los arrestados
La prensa marroquí ha aireado algunas de las tribulaciones sufridas por los jóvenes detenidos en relación con las movilizaciones de la generación Z. Ayub M, de 34 años, empleado de una imprenta de Rabat, ha sido detenido y procesado por haber impreso el logo del colectivo GenZ 212 en camisetas de la selección nacional de fútbol de Marruecos. Fue encarcelado junto a dos jóvenes, a quienes no conocía cuando le encargaron el trabajo, que fueron arrestados a comienzos de octubre durante una manifestación frente a la sede del Parlamento en la capital marroquí, según informa el portal digital Le Desk. A pesar de haber sido liberado tras comprobarse que se limitó a prestar un servicio comercial a unos clientes, el joven entró de nuevo en prisión ante la acusación de la Fiscalía de “cometer delitos por medio de anuncios expuestos al público”, cargo por el que puede ser condenado a hasta cinco años de cárcel.
En muchas de las protestas de la generación Z, que además de Marruecos se ha extendido por países como Nepal, Perú o Madagascar, ondea una bandera pirata con una calavera cubierta por un sombrero de paja. Con más de 500 millones de ejemplares vendidos desde 1997 en decenas de países y traducido a más de 40 lenguas, les inspira una imagen del manga One Piece, que ha dado paso también a una serie en Netflix basada en personajes jóvenes y rebeldes del anime japonés, y se ha convertido en emblema de las revueltas juveniles en todo el mundo.
