El presidente ruso, Vladímir Putin, y el primer ministro húngaro, Viktor Orbán, han mantenido una conversación telefónica este viernes para preparar “una posible cumbre” con el líder estadounidense, Donald Trump, en Budapest. Según se desprende del comunicado del Ministerio de Exteriores ruso, la celebración de este encuentro todavía no es definitiva a pesar de las declaraciones del dirigente norteamericano que lo dan por hecho, y el portavoz de Putin, Dmitri Peskov, ha enfatizado que esta reunión debe ser preparada “por etapas”. El Gobierno de Orbán ha garantizado a Putin su seguridad al viajar a Budapest, a pesar de que el dirigente ruso tiene una orden de arresto del Tribunal Penal Internacional (TPI), con sede en La Haya.
“Viktor Orbán ha expresado su disposición a facilitar la organización de la posible cumbre ruso-estadounidense en Budapest”, remarcaba el resumen ruso de la conversación mantenida entre Orbán, el más firme aliado de Rusia en la UE, con Putin este viernes.
El TPI ha recordado este viernes al Gobierno de Hungría que debería detener a Putin, en caso de que acuda al encuentro en Budapest. Sobre el mandatario ruso pesa una orden de arresto emitida por el tribunal en marzo de 2023 por su presunta responsabilidad en la deportación forzosa de menores ucranios desde los territorios ocupados a Rusia.
Moscú asegura que la llamada telefónica ha sido iniciativa del gobernante húngaro. “El presidente ruso informó [a Orbán] sobre los principales temas que abordó con el estadounidense [en su llamada de este jueves] y le explicó que en los próximos encuentros que mantendrán nuestros representantes con los norteamericanos se discutirá un plan de acción para la resolución pacífica de la crisis ucrania”, recoge el comunicado.
El ministro de Exteriores ruso, Serguéi Lavrov, y el secretario de Estado estadounidense, Marco Rubio, deberán concretar antes el camino hacia esta cumbre entre los dos mandatarios. Según ha informado el Kremlin, los dos jefes de la diplomacia de ambos países conversarán por teléfono este viernes. Durante la charla debatirán los detalles de la reunión que mantendrán en persona la próxima semana en un lugar aún indeterminado. Y esta cita deberá cerrar la cumbre de Putin y Trump en la capital húngara.
El encuentro plantea serios problemas logísticos para el Kremlin. Putin, contrario a asumir el mínimo riesgo en sus viajes tanto fuera como dentro de Rusia, deberá cruzar el espacio aéreo de la OTAN para llegar a Budapest, en pleno corazón de Europa. Aunque existe el precedente del ministro de Exteriores ruso, que tuvo permiso para viajar a un encuentro en Suiza el pasado junio, sobre Putin pesa la citada orden de arresto del Tribunal Penal Internacional.
Este riesgo ha llevado al líder ruso a negarse a viajar estos últimos años a las cumbres de los BRICS en países que considera amistosos como Sudáfrica y Brasil. Asimismo, Putin también ha dado evasivas a las invitaciones del mandatario turco, Recep Tayyip Erdogan, a visitar Turquía, país miembro de la OTAN.
El portavoz de Putin, Dmitri Peskov, ha reconocido que la ruta que debería cruzar Putin hasta Budapest “no está clara”. Según estima el Kremlin, el encuentro podría tener lugar, si se celebra, “dentro de dos semanas o un poco más tarde”. Peskov ha recalcado que antes de llegar a celebrarse esta cumbre primero deberán llegar a un acuerdo los representantes de Moscú y Washington en sus negociaciones previas.
El ministro de Exteriores húngaro, Péter Szijjártó, ha prometido garantizar la seguridad del dirigente ruso. “Recibiremos con agrado a Vladímir Putin. Nos aseguraremos de que lleve a cabo unas negociaciones exitosas y luego regrese a casa”, ha manifestado el diplomático centroeuropeo.
En Bruselas niegan que Putin tenga restringido el acceso a la Unión Europea pese a su invasión de Ucrania. “La reunión no ha sido confirmada y no comentaremos escenarios hipotéticos, pero no existen prohibiciones de entrada como tales”, ha declarado este viernes la portavoz de la Comisión Europea, Anitta Hipper.
Para Viktor Orbán, esta posible cumbre es muy importante. El primer ministro húngaro, al mando del país en los últimos 15 años, ha visto cómo el opositor Péter Magyar le supera en los sondeos de cara a las elecciones parlamentarias de abril de 2026. Su foto como mediador entre los dirigentes de dos potencias nucleares, sus aliados Putin y Trump, podría darle un empujón en los comicios.
Putin, por su parte, gana más tiempo. El primer resultado palpable de su conversación con Trump de este jueves ha sido que el líder norteamericano ha vuelto a retractarse de su promesa de apoyar militarmente a Ucrania, como ya ha sucedido varias veces desde que es presidente. En esta ocasión, el mandatario estadounidense había prometido entregar misiles Tomahawk a Kiev. “Los necesitamos nosotros también”, manifestó, sin embargo, Trump, al comentar su llamada con Putin. Esa frase parece alejar el escenario de suministro de los misiles a Ucrania.
Moscú trata de atraer a Trump con grandes promesas de negocios a la Casa Blanca cuando acabe la guerra de Ucrania. Uno de sus negociadores, el enviado especial de Putin para la cooperación económica con países extranjeros, Kirill Dmitriev, ha propuesto a Washington construir un túnel que una ambos países por el estrecho de Bering.
Dmitriev ha regalado los oídos de sus interlocutores norteamericanos al afirmar que el proyecto costaría originalmente unos 65.000 millones de dólares (unos 56.000 millones de euros), aunque como señuelo añade que, con la tecnología de Elon Musk, “solo tendría un coste de 8.000 millones de dólares”. Y propone que esta obra, para mayor gloria del presidente estadounidense, se llame “Túnel Putin-Trump”.