Israel y Hamás se preparan para canjear en las próximas horas a los últimos rehenes en Gaza por la excarcelación de cerca de 2.000 presos palestinos. El intercambio comenzará a primera hora del lunes, con la entrega por Hamás de los cautivos al Comité Internacional de la Cruz Roja, según ha informado la oficina del primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu. La milicia islamista ya ha comenzado a concentrarlos desde los lugares donde los distintos grupos armados los mantenían retenidos. Es la primera gran prueba de fuego del plan de Donald Trump, que entró en vigor el viernes, para poner a fin a la masacre en Gaza.
La portavoz de la oficina de Netanyahu, Shosh Bedrosian, ha precisado que los ―al menos 20― rehenes con vida serán entregados a la vez, a diferencia de los intercambios de las dos treguas anteriores, en 2023 y principios de 2025. No está claro, en cambio, cuántos cadáveres recibirá.
La portavoz ha precisado que Israel comenzará a liberar a los reclusos palestinos en cuanto confirme que ha recibido todos los rehenes que prevé. La frase indica que es consciente de que no serán todos los 48, ya que Hamás tiene dificultades para juntar los restos de los fallecidos. Son entre 26 y 28, ya que hay dos (un israelí y un nepalí) cuyo estado se desconoce.
Se calcula que el proceso puede llevar incluso semanas o meses. De hecho, un subapartado del acuerdo rubricado en la localidad egipcia de Sharm el Sheij —y cuyo contenido desveló en primer lugar la radiotelevisión pública israelí— consiste en la creación de un mecanismo para que Israel y Hamás compartan información (por medio de los mediadores y del Comité Internacional de la Cruz Roja) sobre aquellos cadáveres que no puedan entregar este lunes. La milicia se compromete además en el texto a “ejercer los máximos esfuerzos posibles” para asegurarse de que todos los rehenes israelíes sin vida acaban recibiendo la exhumación más digna posible.
Israel también ha ido moviendo presos con vistas a la excarcelación de 1.950 palestinos. La gran mayoría, 1.700, los arrestaron en Gaza las tropas israelíes durante estos dos años de invasión, con un ojo puesto en usarlos más adelante como moneda de cambio. Ninguno de los detenidos participó en el ataque, organizado por Hamás, de octubre de 2023, que desencadenó la masacre de Gaza.
Exclusiones
El Gobierno de Netanyahu se ha negado en redondo a la petición de Hamás de incluir en la lista a dos líderes carismáticos condenados por la justicia militar israelí como cerebros de ataques contra israelíes. Son Ahmad Saadat, el histórico secretario general del Frente Popular para la Liberación de Palestina ―la segunda facción más importante, por detrás de Al Fatah, de la Organización para la Liberación de Palestina (OLP)― y Marwán Barghuti.
Este último es un icono para los palestinos: el más popular y más capaz de generar consenso entre las distintas facciones, como hizo el histórico rais Yasir Arafat. Es, por tanto, la antítesis del actual presidente y líder de Al Fatah, Mahmud Abbas, con índices ínfimos de aprobación y que apoya el desarme de Hamás y el plan de Trump, pese a que apenas le reserva un rol futuro y condicionado en la gestión de Gaza.
La misma mañana del canje, el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, será recibido por Netanyahu y por Amir Ohana, el presidente del Parlamento israelí, donde pronunciará un discurso. Será el cuarto presidente de Estados Unidos en dirigirse a la Kneset, después de Jimmy Carter (1979), Bill Clinton (1994) y George W. Bush (2008). En preparación, el edificio está iluminado con los colores presentes en las banderas de Israel y Estados Unidos: azul, blanco y rojo.
Será una visita relámpago antes de volar a la localidad egipcia de Sharm el Sheij para participar en la cumbre internacional de firma de su plan para Gaza, ese mismo día. Acudirán líderes de una veintena de países, pero no de Israel.