El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, goza de “un estado de salud excepcional”, según concluye el informe médico de la evaluación rutinaria que se le ha realizado este viernes al mandatario en el Centro Médico Militar Nacional Walter Reed, en el Estado de Maryland.
“Se mantiene en un estado de salud excepcional, mostrando un desempeño cardiovascular, pulmonar, neurológico y físico sobresaliente”, concluye el informe, debidamente aireado y publicitado por la Casa Blanca. De acuerdo con el texto, Trump, de 79 años, tiene una edad cardiovascular catorce años menor que su edad cronológica.
El mandatario ha sido, además, vacunado contra la influenza (gripe) y ha recibido una dosis de refuerzo contra la covid-19, una enfermedad que ya sufrió y que obligó a su hospitalización en el otoño de 2020, en plena pandemia. Su postura política ha sido ambigua, cuando no crítica, y su secretario de salud, Robert F. Kennedy, es un activista contra la inmunización.
El informe médico indica que el presidente se encuentra en buenas condiciones para viajes internacionales, ya que tiene previsto viajar este fin de semana a Egipto para sellar el acuerdo de paz entre Israel y Hamás. Un acto al que también asistirán numerosos líderes internacionales.
Numerosos medios de comunicación y analistas han expresado en los últimos meses dudas sobre la salud de Trump, tanto por su edad avanzada como por factores de riesgo cardiovascular. El propio magnate republicano apuntó durante meses al estado de su predecesor, el demócrata Joe Biden, para laminar la confianza ciudadana en el mandatario. Llegó incluso a acusarle de ocultar diversas patologías.
Hinchazón y hematomas
A mediados de julio, Trump se vio obligado a pasar un reconocimiento médico por una “leve hinchazón” en las piernas y varios hematomas aparecidos en una de sus manos. El chequeo reveló una afección vascular común en personas mayores de 70 años.
Aquella revisión reveló que el presidente padece insuficiencia venosa crónica, una dolencia que se produce cuando las venas de las piernas de una persona se esfuerzan por bombear la sangre de vuelta al corazón, lo que provoca que la sangre se estanque.
La Casa Blanca, sin embargo, insistió en que no había indicios de trombosis venosa profunda —un coágulo de sangre—, ni de enfermedad arterial —que puede incluir obstrucciones—. Varias imágenes recientes habían revelado hematomas en el dorso de una mano. El médico del presidente aseguró en aquel momento que estas marcas eran congruentes “con daños menores en los tejidos blandos por los frecuentes apretones de manos y el uso de aspirinas”, como parte de un régimen estándar de prevención cardiovascular.