Las negociaciones indirectas sobre Gaza que mantienen Israel y Hamás desde el lunes en la ciudad egipcia de Sharm el Sheij entraron este miércoles en una fase decisiva con la llegada de altos cargos de los principales países mediadores, encabezados por Estados Unidos, y la incorporación del líder del equipo negociador israelí. Las discusiones siguen centradas en el intercambio de rehenes y prisioneros y en un posible alto el fuego en la Franja. El grupo palestino afirmó al inicio de la jornada que ya ha presentado un listado con los nombres de los reclusos que pide liberar a cambio de los rehenes israelíes. Las autoridades egipcias aseguran que el ambiente de las reuniones es positivo, pero su desenlace es todavía incierto. Con una valoración similar, una fuente de Hamás que pide anonimato añade a EL PAÍS que el tono de la discusión resulta “positivo pero con dudas”.
A primera hora de la tarde, fuentes egipcias transmitieron a medios oficialistas que prevalecía “un ambiente positivo” en las reuniones. El presidente del país, Abdelfatá Al Sisi, ha asegurado en un discurso en El Cairo que la delegación de Estados Unidos llegó con “un mensaje claro” de su presidente, Donald Trump, de “poner fin a la guerra durante esta ronda” de negociaciones, e invitó a su homólogo estadounidense a asistir a la firma de un acuerdo en Egipto, si finalmente se logra. El tono del mandatario egipcio se mantuvo en sintonía con el optimismo expresado desde el inicio de las negociaciones por Trump, que el martes volvió a afirmar que existe “una posibilidad real” de entente, y que haría “todo lo posible para garantizar que todos cumplan el acuerdo” si este se producía.
Para tratar de desencallar las negociaciones, los principales países mediadores enviaron el miércoles a Sharm el Sheij a los responsables de sus equipos. Desde EE UU se incorporaron el enviado especial de Trump para Oriente Próximo, Steve Witkoff, y su yerno, Jared Kushner, muy implicado en la diplomacia regional durante su primer mandato. También estuvieron presentes el primer ministro y responsable de Exteriores de Qatar, Mohamed Al Thani, así como los jefes de los servicios de inteligencia de Egipto, Hassan Rashad, y de Turquía, Ibrahim Kalin.
Los mediadores egipcios y qataríes se reunieron primero con la delegación de Hamás, que ha estado encabezada desde el inicio por su líder en el exterior, Jalil al Hayya. Por la tarde lo hicieron con las delegaciones de Estados Unidos e Israel, que en esta ocasión contó con la asistencia del jefe de su equipo negociador y ministro de Asuntos Estratégicos, Ron Dermer, muy próximo al primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu.
Uno de los miembros de la delegación negociadora de Hamás, Taher Al Nunu, declaró por la mañana que habían entregado la lista de prisioneros palestinos que esperan que sean liberados “de acuerdo con los criterios y números acordados”, según un comunicado del grupo. Durante la jornada del martes, medios oficialistas egipcios informaron de que los mediadores ya habían empezado a discutir sobre los reclusos palestinos que podrían ser liberados por Israel.
Una de las figuras de más alto perfil tanteadas por Hamás es Marwan Barghouti, un popular líder del otro gran partido político palestino, Fatah. Otro de los elementos sobre la mesa de negociación es un alto el fuego y una retirada de tropas israelíes de Gaza, que podrían ser solo parciales.
A pesar del ánimo trasladado públicamente por las partes mediadoras, definir los pormenores del acuerdo sigue siendo el principal obstáculo. El portavoz del Ministerio de Exteriores qatarí, Majed Al Ansari, declaró el miércoles a la cadena de televisión saudí Al Arabiya que son necesarias unas garantías internacionales sólidas y escritas, que aseguren que Israel cumplirá con sus obligaciones en el caso de que Hamás libere a los rehenes.
La medida tiene por fin evitar que se repita lo que ocurrió en marzo, cuando Netanyahu rompió la última tregua y reanudó su ofensiva militar. En esta línea, Ansari ha afirmado que el intercambio de rehenes y prisioneros y una pausa de los combates tiene que conducir a una retirada del ejército israelí de Gaza, así como a la entrada de más ayuda humanitaria a la Franja y un allanamiento del camino para el fin definitivo de la guerra.
Hasta ahora, uno de los principales escollos es definir un calendario en el que encajen la liberación de rehenes israelíes en Gaza, la de cautivos palestinos en cárceles de Israel, un alto el fuego total o parcial en la Franja, y, sobre todo, la retirada completa o escalonada de tropas israelíes del territorio, según han expresado altos cargos de Hamás a medios regionales.
Sobre este último punto, el plan para Gaza anunciado por Trump la semana pasada establece que, una vez se firme un acuerdo, las tropas israelíes se replegarán, en un plazo de tres días, a una línea inicial de retirada (todavía por concertar), y no contempla una salida inmediata de Gaza. Cuestiones aún más espinosas de la iniciativa del presidente estadounidense, como el futuro gobierno de la Franja y el desarme de Hamás, deberían ser abordadas más adelante.